Con la llegada de agosto, en cada rincón del Paraguay se respira una costumbre que nunca pasa de moda: el carrulim.
- 31/07/2025
- Por Edicion Prensa
Esa mezcla ancestral de caña, ruda y limón ya está a la venta en distintos puntos de Encarnación y zonas aledañas, lista para cumplir con el ritual que generaciones enteras han mantenido vivo.
Cada 1 de agosto, los paraguayos alzan el vaso para espantar la mala suerte, purificar la sangre y atraer energías positivas, tal como dicta la creencia popular heredada de los guaraníes. Siete tragos en ayunas, ni uno menos, para que la tradición cumpla su cometido: alejar los males y abrir el camino a la prosperidad.
Este año, en medio de una economía golpeada por la inflación, hay algo que se mantiene intacto: el precio del carrulim no sube. Así lo cuenta Doña Teresa Barrios, emprendedora y guardiana de esta costumbre, mientras acomoda sus botellas en un humilde puesto de venta.
“Se mantiene igual que el año pasado: G. 5.000 por 200 ml. Caña + ruda + limón, no hay aumento. La tradición dice que para que surja efecto, se debe consumir siete tragos en ayunas para espantar la mala onda”, afirma con orgullo.
Doña Teresa sabe que en estas fechas no vende solo una bebida: vende esperanza, protección y salud en estado líquido. Por eso, hoy estará hasta las 17:00 y mañana, desde las 06:00, volverá a su puesto para que nadie se quede sin su carrulim.
Más que un trago, es un abrazo a nuestras raíces, una costumbre que nos conecta con la sabiduría guaraní. El carrulim no solo limpia el cuerpo; limpia el alma, y con cada sorbo, nos recuerda que las tradiciones son el puente entre el pasado y el presente.