La carta política que realizó el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, estuvo cargada de críticas hacia el Gobierno sobre temas de salud, educación, corrupción, pobreza e inseguridad.


El obispo Ricardo Valenzuela se mostró preocupado por la falta de respuestas de la clase política a los problemas urgentes que reclama la sociedad.


Se refirió, sobre todo, a las autoridades que asumieron en agosto y a sus promesas electorales que aún no se están cumpliendo.


La posición sobre temas sensibles para el país se resume en las siguientes frases:


1. “¡Se están dando títulos a analfabetos funcionales que no comprenden lo que leen! ¿En manos de quiénes quedará el futuro de nuestro país? ¿Se imaginan, hermanos y hermanas, lo que esto significa?”.


2. “¡Anímense a revisar las estructuras injustas que se han establecido y tengan el coraje de derribar las barreras que oprimen a nuestro pueblo! ¡Busquen los modos más eficaces para combatir la irritante pobreza extrema, la corrupción y la impunidad! ¡Pongan sus máximos esfuerzos para extirpar el cáncer del narcotráfico, del lavado de dinero y el tráfico de personas entre tantas execrables injusticias!”.


3. “Hace unos meses hemos tenido elecciones nacionales, y ya hemos decidido quién y quiénes deben gobernar nuestro país. El tiempo corre y sigue su curso, no se detiene; y es imperioso entrar en la dinámica de la acción. Es urgente activar las instituciones porque el hambre, la enfermedad, la falta de empleo digno y la inseguridad no se detienen. ¡No hay tiempo que perder! Esta observación va dirigida especialmente a las autoridades recientemente elegidas. La ciudadanía ha sido generosa en confiar nuevamente en ustedes; pues, pese a los desaciertos y graves omisiones que originaron múltiples pérdidas, les ha renovado el contrato. Todos reconocemos que el pueblo paraguayo es noble y generoso; cree en las promesas electorales; es paciente y sufrido; pero no es prudente abusar de la confianza depositada en ustedes”.


4. “Asumir los problemas del país es un imperativo que no puede demorarse. Diferirlos no es la solución; al contrario, solo contribuirá a aumentarlos: Aumentará la deuda externa que se va transformando en eterna. Seguirá creciendo el déficit fiscal y el precio de los combustibles seguirá fluctuando”.


5. “Así también, si no se pone en marcha una política económica razonable la injusta pobreza crecerá y nuestra gente no estará mejor, sino peor”.


6. “Quienes verdaderamente tienen intenciones de solucionar los problemas no esperan, no posponen para mañana lo que se puede resolver hoy. Sin embargo, lo que estamos viendo es que las autoridades en las que hemos depositado nuestra confianza no parecen darse prisa; están actuando con lentitud, con demasiadas pausas, una apatía que ya empieza a repercutir en la paciencia colectiva. Ya hemos elegido a nuestras autoridades; sin embargo, no por eso debemos sentarnos a esperar pacientemente algún resultado”.


7. “Pe ñatendemína, autoridades nacionales, regionales y locales, la ñande gentekuéra problema re. Es una sentida petición con acento de ruego. Necesitamos que nuestras autoridades se enfoquen en la búsqueda de soluciones y dejen de lado las rencillas internas”.


8. “Lamentablemente, en nuestro país, casi nadie se molesta porque importantes funcionarios y representantes de alto rango no sienten cercanía ni tienen empatía ni sensibilidad con los problemas del pueblo”.


9. “Una preocupación reciente y palpitante es el caso del Instituto de Previsión Social (IPS), una preciosa institución social puesta al servicio de una población cada vez más vulnerable, que necesita protección con una salud garantizada para trabajar con la esperanza y la satisfacción de una jubilación para la vejez, como la que mucha gente ya comienza a disfrutar luego de años y décadas de trabajo. Ese fondo jubilatorio debe permanecer cerrado para su único objetivo, asegurar una vida digna a los obreros y trabajadores después de tanto esfuerzo: Poder disfrutar de su propio aporte jubilatorio cuando le corresponda su retiro del mundo laboral”.


10. “El progreso y las inversiones se expandieron y alcanzaron a grandes sectores de la sociedad, pero hay siempre un importante segmento de la población que carece de los más básicos recursos para una vida digna. Ya pasaron siete gobiernos, de cinco años, en democracia; y en todo ese tiempo no supimos frenar la sangría de la corrupción que está volviendo anémica al país”.


Fuente: UH