Una de las grandes causas de todos los males del país es la corrupción, a la que hay que erradicar para construir una vida digna. Se debe lograr que la ciudadanía, el funcionariado y el Gobierno sean honestos.
- 08/12/2025
- Por Edicion Prensa
El monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, presidió la misa central celebrada a las 6:00 de la mañana ante la presencia de una multitud de peregrinos y devotos que llegaron por otros medios para participar de este momento.
Durante la homilía, Valenzuela habló de la necesidad de erradicar la corrupción para poder promover una vida digna en nuestro país.
“Una persona corrupta no es de fiar, no ama a las personas, sino que busca su propio interés. Una persona corrupta destruye a la sociedad, porque los compra, les quita confianza y rebaja su dignidad”, expresó.
Describió a la corrupción como una de las grandes causas del triste estado de cosas que vive la nación. Cuando toca fondo, todo se cae, señaló, parafraseando al profeta Isaías.
El obispo advirtió que una misión imperiosa es que todos seamos honestos: Gobierno, funcionariado público y ciudadanía en general. “Sin honestidad, no se gana ninguna guerra, no se puede superar ningún problema”, afirmó.
Instó a fortalecer el país con una educación de calidad, empleos dignos y la garantía de los servicios básicos como la salud, el trabajo digno y vivienda.
A nivel individual, instó a eliminar nuestros egoísmos, envidias, encierros,
dureza de corazón.
“Corresponde a las autoridades asegurar, por medio de leyes justas, que las instituciones estén al servicio del bien común y seamos corresponsables de la vida digna de las personas”, indicó.
También resaltó la importancia de aprender a dar de corazón, no por vanidad ni en busca de los aplausos.
Fuente: HOY