Pamela Ferreira Amarilla, a sus apenas 12 años, ha logrado destacarse en el ámbito del arbitraje en Itapúa, convirtiéndose en una inspiración para muchos.


Desde hace aproximadamente dos años, Pamela se ha desempeñado como árbitra asistente, siguiendo las huellas de su padre, Agustín Ferreira Cabrera, quien cuenta con una impresionante trayectoria de 20 años en el arbitraje.

Con una determinación admirable, Pamela aprobó el curso de reglas de juego a los 10 años, y desde entonces ha demostrado su habilidad y carácter en torneos infantiles de la región. 

Su pasión por el arbitraje la impulsa a seguir creciendo en esta profesión, y su mayor anhelo es convertirse en una árbitra profesional reconocida tanto a nivel nacional como internacional.

En sus palabras, la clave para ser un buen árbitro radica en "mantener el carácter", lo cual refleja su madurez y compromiso hacia el arbitraje en una etapa en la que muchos de sus compañeros aún están descubriendo sus propios caminos. 

Con cada partido que arbitra, Pamela no solo se consolida como una árbitra en ascenso, sino que también rompe barreras y abre camino para futuras generaciones en el deporte. 

Sin duda, su historia es un testimonio de que la pasión y la dedicación pueden llevarte lejos, sin importar la edad.