El motín en la cárcel de Tacumbú el 16 de febrero del 2021 (7 muertos) fue el corolario de una serie de acciones del clan Rotela que demostró lo que ya era vox populi


El motín en la cárcel de Tacumbú el 16 de febrero del 2021 (7 muertos) fue el corolario de una serie de acciones del clan Rotela que demostró lo que ya era vox populi: que el grupo criminal tenía ocupado el reclusorio mayor y decidía, incluso, el nombramiento del director del penal, así como de otras autoridades penitenciarias, y de guardias.

La concurrencia, aquel día, de la ministra Cecilia Pérez al penal mayor, festejada en su momento como una “solución exitosa”, en los hechos fue la coronación de Armando Javier Rotela como el “dueño” de Tacumbú.
Cinco días después del motín, la ministra Pérez designó a Rodolfo Julián Bernadet como nuevo director de la Penitenciaría, en reemplazo de Domingo Antonio Anarilla, con la anuencia de “La Jungla”.
La otra imposición de Rotela, entonces, fue el no traslado de reos que responden a su facción. La razón obvia es que necesitaba la totalidad de sus ‘soldados’ para ampliar su poder.
La debilidad (y complicidad de muchos funcionarios del anterior gobierno), fueron combustible para que Rotela expanda su plan de dominio en las cárceles.
Ese afán expansionista derivó en una masacre el 16 de junio del 2019, cuando en la cárcel de San Pedro, el PCC y “La Jungla” se enfrentaron, generando la muerte (varios de ellos decapitados) de 10 reclusos.
La situación penitenciaria, por esos días, ya escapó totalmente de las manos del gobierno de Mario Abdo Benítez. El Estado quedó ausente en los reclusorios.

El sangriento episodio, significó concesiones a ambos carteles mafiosos.

La “negociación” del gobierno para abordar el volcán penitenciario, terminó en la potenciación de las pandillas.

Así, el clan Rotela quedó con la hegemonía de Tacumbú, en tanto, el PCC impera en las cárceles de Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este y el de Itapúa. En Emboscada, Misiones y Coronel Oviedo, “acordaron” una cohabitación. El volcán entraba en erupción.

EL EFECTO TACUMBU

Tras el aplastamiento del clan Rotela dentro de la cárcel de Tacumbú, desde el gobierno sostienen que, el hecho es apenas el comienzo de un plan para sanear el sistema de elementos mafiosos, y que, eso implica ir a las raíces del problema, que, entre otros factores, tiene a la complicidad de funcionarios, como base fundamental de la mafia carcelaria.

“Vamos a iniciar un proceso de profundización, quiénes han sido los encubridores del Clan Rotela durante tantos años”, dijo a GEN el ministro de Justicia, Ángel Ramón Barchini.

El mismo apuntó que, la corrupción minó los fundamentos del sistema penitenciario, y que la tarea que queda ahora, es enfrentar todos los problemas que se plantean, y que son numerosos.


Hasta hace poco, apuntó Barchini, el cargo de director de cárcel se convirtió en un puesto muy apetecido. Y esto, en razón de que desde ese puesto, las “negociaciones” con mafiosos, representa millonarias propinas, por hacer y dejar hacer ilícitos desde los penales.


El crecimiento de Rotela, que opera desde la cárcel, escupe algunos hechos de terror: 90.000 adictos al crack y otras drogas en Asunción y Central. Así también la conversión de barrios enteros, como el de Santa Ana y otros del Bañado Sur capitalino, en territorios en donde familias (principalmente niños y adolescentes, por inimputables) se dedican al microtráfico (previa adicción de menores). A ellos se suman los casos de sicariatos que azotan periódicamente Asunciòlón y el área Metropolitana. Y todo como fruto de la “negociación” con bandas criminales.


Fuente: HOY