San Pedro del Paraná sigue cargando con una herida abierta.
- 01/08/2025
- Por Edicion Prensa
Se cumplió 18 largos meses desde que la vida del joven Manuel Cabrera Méndez, de apenas 18 años, se apagó de forma brutal, y su padre, Francisco Cabrera, continúa peregrinando con una sola palabra en los labios: ¡Justicia!
Con el dolor intacto y la esperanza desgastada, Francisco llegó hasta la capital departamental para exigir que alguien responda por la muerte de su hijo, ocurrida aquella trágica tarde del 31 de enero de 2024, en el barrio Gedeón.
Ese miércoles, Manuel realizaba uno de sus últimos repartos del día. Mientras descargaba mercaderías en una despensa, un disparo en el rostro le arrebató la vida en cuestión de segundos. Según el informe policial, el tiro salió de un revólver calibre 32, presuntamente accionado por su propio compañero de trabajo, un adolescente de 17 años.
El muchacho declaró que el disparo fue accidental, que “se le escapó” mientras manipulaba el arma en la carrocería de la motocarga roja con la que ambos trabajaban para un comercio local. Una imprudencia que terminó en tragedia: la bala impactó en el pómulo derecho de Manuel cuando estaba a apenas dos metros, volviendo hacia el vehículo.
Desde entonces, el caso duerme en los despachos judiciales, sin avances, sin responsables. El padre denuncia que la empresa para la que trabajaban “se desentendió por completo” y que, lejos de colaborar, parece proteger al presunto autor, quien hoy ya es mayor de edad.
“Pasó un año y seis meses, y sigo sin respuestas. Mi hijo murió trabajando… y nadie paga por eso”, expresó con voz quebrada Francisco Cabrera, quien promete no detener su lucha hasta que la justicia despierte.