Afirman que muchas veces los "casi algo" enganchan más que una pareja real.


Las relaciones sin compromiso o no formales están en tendencia estos días, por lo que es común escuchar “casi algo” para etiquetar a las personas que están saliendo, sin ser pareja. Estas interacciones románticas tienden a ser más intensas, por lo que, una vez que se termina el vínculo, para muchos es más difícil superarlo, a diferencia de la ruptura con una expareja.


Los “casi algo” se caracterizan por la falta de compromiso por alguna de las partes para avanzar con la relación, y eventualmente formalizarla. La psicóloga española Lidia Alvarado explicó por qué las personas al terminar con el individuo, con quien no se tenía una relación tradicional, sufren tanto. Uno de los motivos es porque no se pudo consolidar el vínculo.


“No nos haya dado tiempo a conocer del todo a la persona que tanto nos gustaba y de la que nos estábamos enamorando y al final acabamos idealizando tanto a la persona como la relación. Si finalmente ese vínculo no llega a materializarse en una relación, y se corta antes de realmente comenzar, se puede quedar muy enganchado a esa historia, porque dejamos a la otra persona congelada en esta etapa de la idealización”, argumentó para ABC Bienestar.

Otro aspecto es pensar constantemente en la persona e imaginar cómo hubiese sido la relación. “Como nuestro cerebro no puede admitir quedarse sin una respuesta, nos obsesionamos por encontrar la explicación, lo que puede llevar a pasarse horas infinitas buscando las razones de por qué esta persona se fue sin más, principalmente mirando sus redes sociales. Esta obsesión llevada al extremo puede dar lugar a crear perfiles falsos en las redes sociales”, destacó.


En peor de los casos podría ser que la persona inició otra relación, dejando aún más traumatizada a quien sí anhelaba un noviazgo, pues siente el rechazo del ser querido. “Este tipo de relaciones suelen terminar tarde o temprano y el duelo es bastante doloroso y difícil de superar. Al final hubo un vínculo, tuviera el nombre que tuviera, al romperse existe una pérdida y, por lo tanto, un duelo que es igual de válido que cualquier otro”, remarcó la experta.


FUENTE: LA NACIÓN