Gustavo Borgognon, presidente Unión de Rugby del Paraguay, cuestionó las críticas que este deporte está recibiendo luego del caso de los dos jugadores que protagonizaron una brutal golpiza a un joven de 18 años en una discoteca asuncena.


“No hay violencia en el rugby. Hay agresión durante el juego para usar la fuerza. Termina el partido y hay un tercer tiempo, los que ejercieron la agresión, se encuentran, comen y toman, comparten entre todos. Me duele y nos sentimos atacados, porque es un deporte que da disciplina, educación, que saca a los chicos de las calles para que sean mejores personas”, refirió Gustavo Borgognon en entrevista con el canal GEN.



El entrevistado reconoció que siempre hay personas que no comulgan con los valores o reglas del juego, pero dejó en claro que se enseña mucha disciplina durante el entrenamiento, y que esto hace que los chicos deportistas mejoren su rendimiento escolar y en el hogar. “Si uno se da cuenta que hay un chico violento, que reacciona mal o le grita a los compañeros, en todos los clubes tenemos psicólogos que trabajan con ellos. El objetivo es formar buenas personas”, agregó.


Sobre Marcelo Giovanni Fretes Laterra y Héctor Grau, quienes forman parte del plantel de la Sub 20 de la Selección Paraguaya de Rugby, y que habrían protagonizado la golpiza al hijo de Raúl Zapag, dijo que aún no son culpables, sino más bien sospechosos, por lo que están suspendidos mientras dure la investigación y que será un tribunal de disciplina el que aplicará la sanción en el caso de ser hallados culpables por la justicia ordinaria. No existe antecedente de deportistas que hayan sido apartados por una agresión, según reconoció.

“En Argentina donde hay 120 mil rugbistas, cómo vamos a vincular o decir que el deporte es agresivo porque dos o tres tuvieron una inconducta”, dijo finalmente al recordársele el caso de la agresión fatal de un grupo de jugadores contra un joven argentino hijo de compatriotas paraguayos.

La larga lista de hechos de violencia protagonizados por rugbiers

Justamente, el medio Infobae había publicado en el 2020 un recuento de los casos de ataques de los rugbistas, esto tras el asesinato a golpes de Fernando Báez Sosa, un chico de 18 años, a la salida de un boliche de Villa Gesell.

Un grupo de 11 jóvenes de entre 18 y 21 años golpeó y pateó en el suelo a Fernando Báez Sosa hasta dejarlo inconsciente. A los pocos minutos, mientras se esperaba a la ambulancia, murió en la calle, en el sitio donde había caído por la violenta agresión de que había sido víctima.

La noticia del asesinato causó conmoción. Sin embargo, no se trata del primer hecho de estas características que se registra en los últimos tiempos.

Hace menos de dos semanas, antes de ese caso, se volvió viral el video de un chico que le dio un golpe en la cara a traición a otro joven en una fiesta al aire libre.

La víctima, identificada como Alejo Iturrieta, tuvo que ser trasladado de urgencia a Buenos Aires y operado por una fractura en la mandíbula. Mientras que el agresor, que jugaba al rugby en un club de Uruguay, sufrió un fuerte repudio en las redes sociales, pero no fue detenido.

En agosto del año pasado, cinco rugbiers de un club de Rosario fueron condenados a pagar $610 mil a tres jóvenes a los que golpearon en un boliche bailable dos años atrás. Además, tuvieron que acceder a dar clases de ese deporte en cárceles de Santa Fe durante dos años.

El hecho había ocurrió durante la madrugada del 5 de noviembre de 2017 en el boliche “Wallas”, ubicado en la costanera central de Rosario. Allí se desató la pelea por la cual fueron acusados por varios hechos de lesiones dolosas un grupo de rugbiers del Club Gimnasia y Esgrima. Entre las víctimas de la golpiza estuvieron los propios “patovicas” del lugar, que sufrieron heridas y uno debió ser intervenido quirúrgicamente.

En octubre de ese mismo año las redes sociales también se convulsionaron con las imágenes de varios juveniles del San Isidro Club, que derribaban y maltrataban a un hombre mayor en estado de ebriedad y vulnerabilidad.

En un principio, se denunció que la víctima de la agresión era un linyera que se encontraba en el lugar. Sin embargo, luego se supo que era un hombre que formó parte de la camada 1979 en el primer equipo de rugby.

Según se puede ver en el video, uno de los jóvenes lo atacó desde atrás y lo derribó. A los pocos segundos, un compañero del agresor también cargó contra el hombre mayor y lo volvió a tirar al suelo.

Dos años atrás, en Monte Hermoso, Emanuel Eduardo Orta Díaz, de 17 años, terminó hospitalizado e intervenido quirúrgicamente por un coágulo de sangre en la cabeza tras el ataque de un grupo de jugadores de rugby en una pelea callejera en pleno centro de la ciudad.

El episodio se conoció a raíz de la viralización del video de una cámara de seguridad de la localidad balnearia que registró el momento. Todo había comenzado dentro de un boliche, donde uno de los amigos de la víctima chocó sin intención a una chica.

Por esta situación, los rugbiers increparon a la víctima y, mientras éste intentaba calmarlos, recibió una trompada en la cabeza desde atrás que lo hizo desplomar al piso.

En 2016 cuatro rugbiers del club Los Cedros atacaron a un policía en Río de Janeiro, tras una discusión en una discoteca.

El comisario Gustavo Ribeiro acabó con una fractura en el maxilar y un diente roto y denunció por “lesiones corporales graves” y “desacato” a los argentinos

El caso más impactante por sus consecuencias letales -y por su similitud con el que acaba de ocurrir en Villa Gessell- fue el asesinato de Ariel Malvino, quien murió en Brasil en 2006 a raíz de una golpiza que le propinaron tres rugbiers argentinos, oriundos de la ciudad de Corrientes, de vacaciones en el lugar. Una patota de “niños bien”, como los definió el padre de la víctima, quien todavía, a 13 años del hecho, está a la espera del juicio a los asesinos de su hijo.

Agredieron a Malvino cuando éste quiso interceder para frenar una pelea. No conformes con golpearlo y derribarlo, uno de ellos levantó una roca y se la tiró a la víctima a la altura de la cintura. Malvino quedó convulsionando en el piso y luego murió a causa del golpe.

Violencia de género

El caso de la joven que descubrió que un grupo de rugbiers compartía fotos íntimas suyas y de otras chicas sin consentimiento se enmarca dentro de la violencia de género y también merece ser repudiado.

En esta oportunidad, la víctima expuso a los jóvenes en las redes sociales y logró que el club los suspendiera por sus acciones. “El que me sacó la foto hace una hora se reía del sticker, yo estoy llorando hace 2 días”, publicó en Twitter.


FUENTE: HOY