Sin importar el clima, con lluvia, calor o frío, este pequeño agricultor siempre está en una esquina del distrito de Obligado, Itapúa, con bolsas de naranja a la vera de la ruta y en la valijera de su auto.
- 23/07/2023
- Por Edicion Prensa
Carmelo Pérez es un agricultor de una pequeña finca. Cada mañana llega desde Paso Guembé, distrito de Trinidad, distante unos 20 kilómetros del lugar donde expone y vende su producción.
Paso Guembé –su pago– es un pintoresco pueblito rural de Trinidad que se hizo conocido hace tres décadas por organizar cada año la Fiesta Nacional de la Sandía. El sitio cuenta con un comité de agricultores que organiza la tradicional fiesta específicamente desde hace 29 años.
Carmelo es uno de los más de 200 productores que están asociados a dicho comité. Él trabaja en una propiedad de 5 hectáreas, donde cultiva rubros de consumo y de venta.
Todo el año produce el cítrico mediante la asistencia técnica que recibe de los especialistas que asesoran a los miembros del comité.
Hasta su finca llegan compradores –cuenta–, pero para obtener mayor rentabilidad, Carmelo comercializa su propia producción en una esquina de la Avda. Mariscal López y Bomberos Voluntarios, a pocos metros de una serie de locales de mucha concurrencia, por lo que ese lugar se volvió estratégico para sus intereses de vender las naranjas o pomelos que cultiva.
Por la zona permanentemente pasan vehículos a cuyos conductores vende sus productos, según indica. “Si hay intermediación de terceros, los ingresos son menores. Por eso vengo diariamente y me ubico en la intersección de esta avenida; un lugar por donde cruzan muchas personas diariamente. Acá vendo a mejor precio y una mayor cantidad”, suscribe.
“La gente ya sabe que aquí estoy, por eso al pasar para la marcha de su vehículo y compra mi naranja, mediante lo cual llevo una vida digna con mi familia”, completa.
Carmelo, quien sin pretenderlo se convirtió en el Naranjero del Sur, vende por día entre 1.500 a 2.000 frutas, tanto de la variedad común como de variedades injertadas. “Algunos prefieren las frutas que tienen mucho jugo, otros llevan las que tienen más pulpa que jugo y mucha gente se decide por ambas variedades. Lo importante es que cada día muchas personas compran mi naranja”, resalta.
hacedor de vitaminas. Como los cítricos poseen mucha vitamina C, su consumo es elevado en la población, sobre todo en tiempos de temperaturas bajas donde las gripes acechan. “En el tiempo de la pandemia había aumentado la venta de la naranja porque la gente se vio obligada a reforzar su defensa ante el coronavirus y, como sabemos, la naranja tiene mucha vitamina C”, recuerda al referir que en otoño y en invierno se vende muy bien porque “la gente quiere evitar la gripe”.
Cada bolsa de naranja, que contiene seis docenas, vende a G. 30.000. También dispone de bolsa de ocho docenas que comercializa a G. 40.000. Para quienes solo quieren llevar una docena, vende a G. 7.000.
Es decir, cuatro veces menos de lo que cuesta la naranja en cualquier centro comercial de Asunción, donde cada unidad se vende a G. 2.500, en promedio.
“Gracias a Dios vendo bien seguro, porque la gente ha comprobado la calidad de la naranja que traigo”, asevera.
Cuenta que cuando él no consigue una buena cosecha, compra igual de sus vecinos y hace reventa; lo que significa menores ganancias. Pero esto le garantiza contar con trabajo durante todo el año.
Carmelo es padre de dos varones y una nena, todos ellos viven y estudian en Paso Guembé. “Estamos bien nomás, gracias a Dios, mediante la naranja que producimos; también traigo pomelo, que sale muy bien en este tiempo de frío”, remata./UH