Considerado uno de los artífices del Holocausto, Rudolf Höss, nacido el 25 de noviembre de 1901, fue comandante del tristemente célebre campo de concentración de Auschwitz, donde fue el responsable de la muerte de tres millones de personas.


Según publica National Geographic, Auschwitz representa la barbarie máxima en la que puede caer el ser humano. El 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo liberó este campo de exterminio y aquella fecha quedó para la historia como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. 

Respirando un ambiente frío y desolador, con lo primero que se topaban aquellos que entraban a la fuerza en Auschwitz era con una puerta en la que se leía “Arbeit Macht Frei”. “El trabajo os hará libres” rezaba el lema en alemán con el que cada día recibían a los deportados, desde su apertura el 20 de mayo de 1940 hasta que las tropas soviéticas lo liberaron en 1945, hace 77 años.

Pero Auschwitz no era sólo un campo de trabajo, sino que dejó su marca como uno de los campos de exterminio más tristemente conocidos del Holocausto. Fue el mayor de los campos establecidos durante el régimen nazi, el que tuvo más prisioneros y en el que asesinaron a más personas. Se estima que murieron más de 1.100.000 personas tras esos muros, de los que la mayoría eran judíos.

Este campo de exterminio tenía personajes tan macabros como despiadados cuyo cometido era que la llamada “solución final” se cumpliese. Uno de ellos fue Rudolf Höss, el comandante del campo, que fue apodado como “el animal de Auschwitz”

Durante los Juicios de Nuremberg, se permitió el lujo de corregir al presidente del tribunal cuando este se refirió al asesinato de 3 millones de personas en las cámaras de gas: “Solo fueron dos millones y medio, los demás murieron de hambre, agotamiento o enfermedad”.

Y aún se atrevió a decir que personalmente él nunca “había matado ni azotado a nadie”. Y, aunque era cierto, sí que fue uno de principales organizadores del exterminio masivo que supuso el Holocausto.

Pero si alguien se encargó de la parte más oscura de Auschwitz, ese fue Josef Mengele. Este médico, apodado “El ángel de la muerte”, realizó crueles y espantosos experimentos en su laboratorio en su obsesión por mejorar la raza aria.

MÁS SOBRE HOSS

Los padres de Höss, católicos acérrimos, lo educaron para ser respetuoso y obediente con los adultos y en especial con los ancianos. El ferviente catolicismo de su padre le hizo creer que su hijo se convertiría en sacerdote, pero nada más lejos de la realidad. A los quince años, Rudolf se unió al ejército alemán y a los diecisiete ya era el suboficial más joven del ejército, siendo condecorado con la Cruz de Hierro tras haber sido herido en varias ocasiones.

Así pues, si el joven Rudolf fue educado estrictamente en el respeto hacia los demás ¿cómo pudo dirigir el cruel exterminio de tantos seres humanos?, ¿era un sádico, malvado y cruel o un psicópata que disfrutaba con el sufrimiento ajeno? ¿o simplemente se limitó a cumplir órdenes sin cuestionarlas?

DE PARAMILITAR A OFICIAL DE LAS SS

Para entender el carácter de Höss nos hemos de remontar a su juventud. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, se unió algunos grupos paramilitares de marcado carácter nacionalista y anticomunista como la Freikorps. También participó en varios atentados terroristas contra objetivos polacos durante los levantamientos de Silesia y contra ciudadanos franceses durante la ocupación del Ruhr. En 1922, tras escuchar un discurso de Adolf Hitler, se unió al partido nazi. En 1923, y por órdenes de quien era por aquel entonces supervisor de los Freikorps, Martin Bormann, Höss y otros miembros de la organización apalearon hasta la muerte a un maestro local por creer que era culpable de haber acusado a un miembro del grupo de Höss de haber perpetrado operaciones de sabotaje contra las líneas de suministro francesas. Tras la confesión de uno de los asesinos, Höss fue arrestado y condenado a diez años de prisión por ser el cabecilla, en cambio Bormann tan sólo fue condenado a un año de prisión. Tras sólo cinco años de condena, Höss fue liberado al declararse una amnistía general. El 17 de agosto de 1929 se casó con Hedwig Hensel con la que tuvo cinco hijos.

El 1 de abril de 1934, Höss se unió a las SS y ese mismo año entró a formar parte de las SS-Totenkopfverbände (Unidades de la Calavera), encargadas de administrar los campos de concentración. Poco despues, Höss fue destinado al campo de Dachau, en Baviera, donde ocupó el cargo de Blockführer. Su principal cometido era vigilar a los doscientos o trescientos prisioneros que se hacinaban en sus instalaciones. En 1938, Höss fue nombrado Hauptsturmführer (capitán) y pasó a ser ayudante de Herman Baranowski en el campo de Sachsenhausen, en Brandemburgo. Sus cualidades pronto le valieron una promoción, y el 1 de mayo de 1940 fue nombrado comandante de un campo de prisioneros en Polonia, el tristemente célebre campo de concentración de Auschwitz.

AUSCHWITZ Y LA SOLUCIÓN FINAL

Höss trasladó a Auschwitz a treinta prisioneros de Sachsenhausen, aunque muy pronto empezaron a llegar prisioneros polacos acusados por la Gestapo de ser miembros de la resistencia. Durante un tiempo hubo muy pocas ejecuciones, tan sólo los que llegaban con una condena por parte de la Gestapo y de las unidades de las SS. Höss dirigió el campo durante tres años y medio, durante los cuales amplió las instalaciones originales del campo que pasó a llamarse Auschwitz-Birkenau. Tras una visita de Himmler en la primavera de 1941, éste ordenó a Höss que construyera un recinto que pudiera albergar hasta 100.000 prisioneros, algo que nunca llegó a ocurrir. Höss se tralsadó a Auschwitz junto con su familia, donde vivió en una villa al lado de las instalaciones.

El verano de 1941, Höss se reunió con Himmler en Berlín, quien le trasladó las ordenes exactas que debía cumplir: “El Führer ha decretado la Solución Final para el problema judío. Nosotros, las SS, tenemos que ejecutar los planes. Es un trabajo duro, pero si no se lleva a cabo inmediatamente, en lugar de que nosotros exterminemos a los judíos, los judíos exterminarán a los alemanes en una fecha posterior”, declaró el Reichsführer.

UN “PIONERO” AL SERVICIO DE HITLER

Auschwitz fue el lugar escogido para llevar a cabo el macabro proyecto por su fácil acceso en tren y porque su tamaño permitía un secretismo total. Ascendido a Comandante General, Höss se hizo cargo de las Schutzstaffel, la organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad que administraba el campo. Durante las obras se instalaron cámaras de gas disfrazadas de duchas, en las que se introdujo el mortífero gas Zyklon-B, que permitía acabar con la vida de dos mil personas a la vez. En un informe redactado por las SS, Höss era calificado de “verdadero pionero en esta área debido a sus nuevas ideas y métodos educativos”. Los experimentos de Höss y su perfeccionamiento del asesinato en masa convirtieron a Auschwitz en el instrumento perfecto de la Solución Final de Adolf Hitler.

Para entonces, Auschwitz había dejado de ser un campo de concentración para convertirse en un campo de exterminio. Allí llegaban diariamente dos o tres trenes cargados con dos mil prisioneros. Los que eran aptos para el trabajo eran trasladados a barracones y los declarados no aptos eran enviados directamente a las cámaras de gas. Para poder mantener una tasa de asesinatos más “eficiente” se construyeron crematorios para hacer desaparecer rápidamente los cadáveres, pero los prisioneros fueron llegando cada vez en mayor cantidad al campo, y como la construcción de los crematorios se demoraba, los cadáveres tenían que ser quemados en fosas al aire libre. Según el escalofriante relato del propio Höss: “Técnicamente [no] fue tan difícil, no habría sido difícil exterminar a números aún mayores… El asesinato en sí mismo tomó el menor tiempo. Podrías deshacerte de dos mil cabezas en media hora, pero fue la quema lo que llevó todo el tiempo. El asesinato fue fácil; ni siquiera necesitabas guardias para llevarlos a las cámaras; simplemente entraron esperando tomar duchas y, en lugar de agua, encendimos gas venenoso. Todo fue muy rápido”.

Höss empezó usando filtros de algodón empapados en ácido sulfúrico. Más tarde, ordenó introducir el cianuro de hidrógeno (ácido prúsico) producido a partir del Zyklon-B, después de que el diputado Karl Fritzsch lo probara en un grupo de prisioneros rusos en 1941. Con el Zyklon-B, Höss dijo que las víctimas tardaban entre tres y quince minutos en morir y que “supimos cuándo estaban muertos porque dejaron de gritar”.

EL ARRESTO DEL “ANIMAL DE AUSCHWITZ”

El 8 de mayo de 1944, Höss supervisó la llamada “Operación Höss”, que consistia en trasladar a 430.000 judíos húngaros a Auschwitz para su eliminación. Esta operación finalizó en 56 días, entre mayo y julio. A pesar de que las instalaciones del campo se habían ampliado, el volumen de cadáveres era tan enorme que los crematiorios no daban abasto y los cadáveres tuvieron que incinerarse en pozos abiertos. “Debo admitir que el proceso de gases tuvo un efecto calmante sobre mí. Siempre tuve horror por los disparos pensando en la cantidad de personas, mujeres y niños. Me sentí aliviado de que nos hubiéramos ahorrado estos baños de sangre”, declaró Höss.

En los últimos días de la guerra, cuando ya todo estaba perdido, Himler aconsejo a Höss que se ocultara entre el personal del campo para evitar ser detenido. Disfrazado de jardinero, y con un nombre falso, Franz Lang, Höss fue detenido tras ser delatado por su propia esposa que quiso proteger a su hijo Klaus, prisionero de los británicos. Tras su detención, Höss intentó morder una píldora de cianuro, y negó en todo momento ser el comandante de Auschwitz. Durante el interrogatorio, le conminaron a quitarse su anillo de boda y fue amenazado con que le cortarían el dedo si no lo hacía. Höss no tuvo más remedio que obedecer y viendo su nombre grabado en el interior, los soldados británicos de origen judío que lo estaban interrogando empezaron a apalearlo con los mangos de unas hachas.

“EL HOMBRE MÁS BUENO DEL MUNDO”

En 1945, Höss admitió ser el comandante del campo de exterminio de Auschwitz y declaró: “Yo mandé en Auschwitz hasta el 1 de diciembre de 1943, y calculo que al menos 2.500.000 de personas fueron asesinadas y desechadas allí por gases y quemaduras; al menos medio millón más murieron de hambre y enfermedades, lo que hace un total de 3.000.000 de muertos. El número representa alrededor del 70 u 80 por ciento de todas las personas que fueron enviadas a Auschwitz como prisioneros. Los niños muy pequeños, incapaces de trabajar, fueron asesinados por principio”.

El juicio a Rudolf Höss duró desde el 11 al 29 de marzo de 1947. Fue sentenciado a ser ahorcado el 2 de abril de 1947. La sentencia se llevó a cabo el 16 de abril junto al crematorio del antiguo campo de concentración de Auschwitz I. Fue colgado cerca de las intalaciones de la Gestapo que había en el campo.

Años después su hija, Bigritte Höss, que se convirtió en una famosa modelo, dijo de él: “Debía de haber dos caras en mi padre, la que yo conocía y otra. Para mí era el hombre más bueno del mundo”.

Fuente: Hoy