Lo sorprendente es que, ni siquiera en su cumpleaños, Kape’i se toma un respiro. Como todos los días, desde bien temprano hasta la caída de la tarde, se la puede encontrar en su habitual puesto sobre la ruta 14, a pocos metros del Club Pettirossi. Allí, cuando el semáforo marca rojo, ella aprovecha para acercarse con su inconfundible sonrisa a los automovilistas y transeúntes, ofreciendo yuyos, frutas, cartones de bingo y hasta un poco de buena energía.

Su historia es la de muchas mujeres paraguayas que luchan incansablemente para llevar el pan a sus hogares. Kape’i trabaja de lunes a lunes, sin pausas ni feriados, y con esa constancia y simpatía ha logrado ganarse el afecto de toda la comunidad.

La prueba de ese cariño se reflejó en esta jornada especial: desde primeras horas, decenas de vecinos, amigos y clientes habituales se acercaron a saludarla, sorprenderla con obsequios y expresarle su gratitud por ser parte de sus vidas cotidianas. Entre risas, abrazos y hasta lágrimas, Kape’i no ocultó la emoción y agradeció profundamente cada gesto recibido.

Su historia es un recordatorio de que la grandeza no siempre se encuentra en los grandes escenarios, sino en esas pequeñas acciones diarias llenas de esfuerzo, humildad y alegría que logran iluminar la vida de los demás.

Hoy, Cambyretã celebra a una mujer que con su ejemplo inspira a muchos.

¡Feliz cumpleaños, Kape’i!