Una mujer de 32 años fue condenada a cuatro años de prisión por violación del deber del cuidado y frustración de la persecución y ejecución penal, por no haber denunciado al violador de su hija de 6 años, que es su pareja.
- 20/08/2025
- Por Edicion Prensa
La niña fue contagiada de sífilis (VDLR) por su padrastro, quien actualmente se encuentra prófugo y con una orden de captura pendiente en su contra, tras ser declarado en rebeldía por el juez del caso.
Conforme con los antecedentes, la madre no permitió que su hija menor recibiera el tratamiento adecuado para el virus contagiado sexualmente, a pesar de tener conocimiento de que la niña tenía lesiones graves, como úlceras e inflamación, con dolores intenso, en la zona íntima.
“El informe socioambiental y el dictamen victimológico confirmaron el total descuido y los daños sicológicos sufridos por la menor. Se demostró que la procesada intentó en todo momento proteger a su pareja, huyendo de los hospitales para impedir que fuera sometido a una sanción penal”, revela un reporte del Ministerio Público.
Cuando la niña fue llevada al Hospital Regional de Ciudad del Este, un pediatra le informó a la madre la sospecha de abuso sexual a su hija, señalándole que debía realizar una denuncia como activación del protocolo interinstitucional, pero la misma prefirió huir del hospital con su hija, sin que ésta reciba la medicación adecuada.
La hija empeoró y la mujer tuvo que volver a buscar ayuda profesional. Cuando la médica de la Policlínica de la Universidad Central del Paraguay nuevamente detectó indicios de abuso sexual, por las lesiones y cuando le dijo que avisaría a las autoridades, la misma intentó huir nuevamente del nosocomio.
Pero, esta vez, los funcionarios la retuvieron y entregaron a la Policía. Luego de una investigación, la mujer fue imputada junto a su pareja, quien es padrastro de su hija, aunque éste logró fugarse. Tras el juicio oral, la mujer fue sentenciada a 4 años de cárcel.
La identidad de los involucrados se omite por disposición del Código de la Niñez y Adolescencia, que protege a los niños de la doble victimización.
FUENTE: UH