Desde allí llevó adelante una incesante labor en la comunidad con visitas a los vecinos y haciéndose eco de la necesidad de los más vulnerables con el objetivo de lograr una asistencia. 

El Padre incluso tenía un pequeño consultorio donde distribuía de manera gratuita medicamentos que eran de carácter urgente para los pacientes. 

Es también el responsable de la creación de la Banda Santa Rosa que hasta la actualidad sigue amenizando los grandes festivales folklóricos de la región.  En agradecimiento en el año 1977 la municipalidad de Encarnación, ha otorgado al Padre Bolik, la Medalla de Oro Honor Municipal al Mérito, como retribución a ese trabajo tesonero y desinteresado que ha realizado y en el mismo año, el Obispo de la Prelatura de Encarnación, Mons. Juan Bockwinkel, le nombró Canónigo Honoris Causa. 

Actualmente podemos ver un monumento en su Honor en la Costanera que lleva su propio nombre, es también una manera de retribuir todo lo que ha hecho por esta ciudad.