Paraguay enfrenta una transición demográfica: menos hijos y madres más tardías impactarán en el mercado laboral y la sostenibilidad social.
- 16/05/2025
- Por Edicion Prensa
os últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirman una transformación estructural en la dinámica demográfica del Paraguay. Con base en indicadores como la tasa global de fecundidad, la tasa bruta de reproducción y la edad media de maternidad, las proyecciones hasta 2050 revelan que el país atraviesa una fase de transición poblacional que ya repercute en sus estructuras sociales y económicas. El principal hallazgo: Paraguay está por debajo del umbral de reemplazo generacional, lo que podría traducirse en una futura contracción de su población activa.
La tasa global de fecundidad, que indica el número promedio de hijos por mujer, descendió de 6,55 en 1950 a 1,93 en 2025, y se estima que bajará aún más hasta 1,72 en 2050. Este valor ya está por debajo del nivel mínimo de reemplazo generacional (2,1 hijos), lo que genera preocupación por la sostenibilidad del sistema de pensiones y la disponibilidad futura de mano de obra.
La tendencia también se refleja en la tasa bruta de reproducción, que estima cuántas hijas tendría una mujer durante su vida fértil. Este indicador bajó de 3,18 en 1950 a 0,94 en 2025, con una proyección de 0,84 para 2050. Tal disminución implica una menor proporción de mujeres en edad reproductiva en el futuro, profundizando así el fenómeno de baja natalidad. La combinación de estos factores alerta sobre un ciclo regresivo en términos de crecimiento poblacional.
Por otro lado, la edad media de fecundidad, que representa la edad promedio en que las mujeres tienen hijos, experimenta un leve ascenso tras décadas de descenso. De 29,3 años en 1950, descendió a 27,67 en 2010, pero vuelve a subir a 28,42 en 2025, proyectándose en 28,79 para 2050. Esto refleja nuevos comportamientos sociales: el acceso a la educación, el rol de la mujer en el mercado laboral, el costo de vida, y el uso de tecnologías reproductivas han desplazado la maternidad hacia etapas más tardías.
Urgencia de políticas públicas ante el cambio estructural
Desde la perspectiva económica, este nuevo escenario impone ajustes urgentes. Una población activa en disminución afectará la productividad nacional y aumentará la carga sobre los sistemas de salud y jubilación. Las autoridades deberán anticiparse con políticas que fomenten la natalidad, como licencias extendidas, acceso a cuidados infantiles, flexibilidad laboral, y medidas fiscales que apoyen la formación de familias.
Asimismo, será necesario promover una economía resiliente que integre a más adultos mayores, invierta en automatización y mejore la formación técnica y profesional de los jóvenes. La planificación temprana será esencial para evitar que la transición demográfica se convierta en un obstáculo estructural.
Fuente: ABC Color - RDN