Ortellado señaló que, además del estrés, contribuyen la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo.

Explicó que “estos riesgos se multiplican hasta 10 veces más con el estrés. El cuerpo libera sustancias que produce lesiones a nivel de las arterias, y eso puede generar un infarto”.

“Cuando uno no se da cuenta del exceso en el que uno está metido y comprometido, el entorno debe ayudar a esa persona. Una persona muy comprometida no se da cuenta por lo que está pasando. Cuando uno cumple 40 años debe chequearse constantemente y si uno tienen antecedentes debe controlarse antes”, agregó el profesional.

Explicó que “cada vez se ven más jóvenes con problemas cardiovasculares porque se adelantan 10 años al siguiente progenitor. Si mi papá tuvo problemas a los 60, mi hijo lo tendrá a los 50. Se heredan y si esa persona no hace los cuidados de prevención, la enfermedad se va a manifestar lo antes posible. Los varones no tienen la costumbre de controlarse e irse al médico. Los varones van a los 40 y las mujeres a los 20. Por eso la mortandad de mujeres es de 76 a 77 años y en varones es de 71 a 72 años”.

El profesional instó a hacerse un chequeo no solo laboratorial, sino que hacerse la ergometría. “El estrés es un factor extra que, inclusive en las mujeres con un corazón normal, puede aparecer con problemas cardiaco”, finalizó.

Fuente: ADN