Cuando una persona con “mala energía” mira al bebé le provoca lo que se conoce como el ojeo, según las creencias populares.


 El pequeño presenta síntomas que en realidad pueden deberse a múltiples causas. Un pediatra advierte los riesgos de las prácticas aplicadas por los curanderos.

Un bebé más inquieto de lo habitual, con sudoración excesiva, dificultad para conciliar el sueño, llantos recurrentes o irritabilidad son señales que hacen pensar a muchos padres que el bebé sufre de “ojeo”.

Al respecto, el doctor Robert Núñez, reconocido pediatra, explica que los recién nacidos poseen glándulas sudoríparas más desarrolladas en las manos, el cuello y la cabeza, por lo que sudar más en esas partes es un simple síntoma de que están pasando calor. La inquietud y la irritabilidad también son normales y podrían responder a un problema de adaptación o de sueño, sin embargo, solamente un pediatra lo determinará, tras evaluar al paciente.

Quienes creen en el “ojeo” llevan a sus hijos a los conocidos como “médicos ñana” o curanderos, quienes aplican prácticas como estirar la piel de la columna vertebral baja hasta que se oye un chasquido. Este método causa dolor y estrés en el bebé, ya que le provoca una luxación en el cóccix, el huesito donde termina la columna. Este método carece de comprobación.

Lo que sí está demostrado es que puede desencadenar en reacciones negativas como presión baja, desmayos y alteración del funcionamiento cardíaco. También lese hacen oraciones o  les dan infusiones como té de ajenjo o mandarina.

“Por favor!! Eliminemos prácticas tradicionales que, basadas en el desconocimiento médico, ¡¡ponen en peligro la integridad de un niño!! El argumento repetitivo suele ser “a mí me lo hicieron y no me pasó nada”… bueno, hay gente que lleva toda una vida jugando a la ruleta rusa y tampoco les ha pasado nada”, expresó el doctor Núñez.

Recomendó que,  si el bebé está muy intranquilo, se le dé un masaje relajante, duchas suaves con shampoos y jabones especiales para la edad. No obstante, aconseja consultarlo con el pediatra de cabecera. Indicó además que la habitación del infante debe ser tranquila y con una temperatura agradable para crear un ambiente de descanso.



Fuente: HOY