Cada 15 de octubre, el mundo recuerda un símbolo que representa mucho más que una herramienta de movilidad: el bastón blanco.


Este objeto, aparentemente sencillo, encierra una historia de lucha, independencia y dignidad para millones de personas con discapacidad visual.


El bastón blanco no solo guía el camino de quien lo sostiene, sino que también abre puertas a la inclusión, al respeto y a la empatía. Es una extensión de la libertad y una declaración silenciosa de que todos merecemos desplazarnos, decidir y vivir con autonomía.


En esta fecha se busca generar conciencia sobre la importancia de respetar los derechos de las personas con discapacidad visual, de garantizar espacios accesibles y de mirar más allá de las limitaciones físicas, reconociendo las capacidades, talentos y sueños que habitan en cada ser humano.


El bastón blanco nos invita a reflexionar: ¿cuántas veces caminamos sin ver realmente? La verdadera visión no siempre está en los ojos, sino en la sensibilidad con la que percibimos el mundo y en la voluntad de hacerlo más justo y solidario.


Hoy, recordemos que la inclusión comienza con un gesto, una palabra amable, una calle libre de obstáculos o un corazón dispuesto a comprender. Porque cuando la sociedad abre los ojos del alma, todos podemos ver con mayor claridad.