Bajo el sol, la lluvia y el viento, Doña María Vázquez ha pasado los últimos 17 años ofreciendo su trabajo con humildad y esperanza en las inmediaciones del Santuario de la Virgen de Itacuá.


Desde hace 17 años, Doña María Vázquez resiste el sol, la lluvia y el viento trabajando frente al Santuario de la Virgen de Itacuá. Con humildad y devoción, ofrece rosarios, velas, recuerdos, remeras y artesanías que, más allá de lo simbólico, representan el sustento que le permitió criar a su familia.


“Fui testigo de miles de milagros en este lugar”, expresa con emoción, mientras comparte su anhelo: contar con un toldo que le proteja y le permita seguir trabajando con dignidad.


Doña María invita a los fieles y visitantes a vivir la experiencia espiritual en Itacuá y apoyar a los emprendedores que, como ella, mantienen viva la tradición con esfuerzo y fe.