Impactantes testimonios de los veteranos de la Guerra del Chaco. Todos superan los 100 años y se alistaron cuando eran muy jóvenes.


Una pequeña maleta y seis chipas fue lo que agarró José Domingo Vargas González antes de escapar de su madre para ir a la Guerra del Chaco. Era un sábado de marzo de 1932, José tenía 19 años y quería unirse a las trincheras junto a sus dos hermanos mayores. Ya en la guerra, sirvió en la tropa Batallón de escolta de la 2da. División del 2º cuerpo.

 “Cuando se terminó la guerra, se perdió por el Chaco por unos días, nos contó que tuvo hambre y sed, hasta tuvo que comer arena. Se tenía que ir a otra trinchera a llevar un mensaje y cuando volvió ya no le encontró a su tropa”, relata Petrona Vargas, la hija del excombatiente de 107 años, quien vive en San Juan Nepomuceno, Caazapá. 

“Lo más difícil de la guerra fue que no era posible dormir, porque el miedo era constante, hubo noches en que se me congelaron las piernas y los brazos por el frío”, cuenta en sus memorias el veterano. 

Después de un año de finalizada la guerra, regresó a su pueblo, donde conoció a Ana De Jesús López, se casaron y tuvieron 13 hijos. Actualmente, tienen 101 nietos, 106 bisnietos y 7 tataranietos. Don José sobrevivió en la Guerra del Chaco, estuvo como comisario en la época de la Revolución del 47, venció al Covid y recién se sometió a una cirugía. Lourdes, la nieta de don José, pidió al Estado mayor atención a la salud de los últimos excombatientes. “Por ejemplo, disponer de ambulancia equipada para su traslado cuando se requiere”, dijo.



Don Juan Bautista Cantero, de Itakyry, Alto Paraná, se unió a la trinchera a los 18 años, tres meses antes que termine la guerra. Prestó servicio en el R.I. 11 Avay, allí peleó durante días, hasta que le agarró sangrado intestinal y estuvo internado durante 15 días. “Casi me morí”, dijo don Juan. Cuando se alivió, volvió a la línea para combatir. “Ese 12 junio, oiko la cañón pu en medio del bosque, nos dieron la orden de que se terminó la guerra. Nos abrazamos con los soldados bolivianos y lloramos”, expresó el excombatiente de 106 años. Don Juan tiene 11 hijos, 40 nietos y 70 bisnietos.

Luchador

Don Virgilio Dávalos Rey (108), de Coronel Oviedo, ayudó en diferentes etapas de la Guerra del Chaco. Primero para anotar a los reclutas, luego estuvo en la Marina, donde tenía que hacer pesquisas sobre el Río Pilcomayo para que los soldados bolivianos no pasen por agua, según contó su hija Tomasa Dávalos. Más tarde, don Virgilio sirvió en la Infantería Sauce, Unidad 10 y 17. “La batalla en el bosque fue lo que más le impactó, sufrieron sed y hambre”, contó la hija. Don Virgilio tiene 7 hijos y 10 nietos.


Se refugiaban bajo la tierra

Don Juan Martín Fretes (108), de Santa Elena, Cordillera, se alistó para ir a la guerra desde los 14 años. A pesar de su edad, él se mantiene lúcido y le gusta salir a caminar. “Mi abuelo cuenta que hacían hoyo para refugiarse bajo tierra”, detalló María Isabel Fretes. Otro de los combatientes se llama don Canuto González Britos, de 107 años, quien actualmente vive en la ciudad de Luque.

3 veteranos viven en Argentina 

Según los datos proporcionados por el Ministerio de Defensa, tres de los excombatientes viven en Argentina. Uno de ellos se llama Benigno Cáceres, tiene 107 años y vive con sus familiares en Puerto Yguazú, Misiones, Argentina. Don Agustín Cabrera, de 107 años, también vive en el vecino país, en la ciudad de Laguna Blanca, según los datos proporcionados. Otro Chacoré que reside en Argentina es don Ancelmo Zayas Garcete, quien vive en la ciudad de Espinillito. El veterano nació el 21 de abril de 1918, actualmente tiene 105 años.


FUENTE: EXTRA