Su familia lo dejó atado en una esquina. El animal tenía aparentes problemas de comportamiento.


Un perro fue adoptado y en menos de 24 horas se quedó otra vez sin familia. ¿El motivo?: ser mordedor compulsivo 

“Can”, un perro macizo de color negro y raza mestiza, aparentemente no se pudo adaptar a su nuevo hogar y terminó agrediendo a unos cuantos. 

Enseguida buscaron y consiguieron una nueva adoptante para Can, pero él no quería saber nada de nadie. “Le quisimos llevar para regalarle a una señora y le muerde al nene que le estaba llevando y reacciona ya”, siguió diciendo la mujer. 

También se refirió a otras mañas del peludo: se tira al piso cuando no quiere caminar y no puede ver a los gatos porque se vuelve loco. 

El pedido de la familia era que aparezca “alguna persona con patio grande que le tenga bien”, pero no quisieron más llevar a Can a la casa, ni siquiera para esperar a que apareciera aquel nuevo dueño o dueña. Lo que hicieron fue atarlo en la esquina de las calles Arellanos y Ángel Moreno, en el barrio Sajonia de la capital. 

La mujer dijo ante las cámaras de televisión que iba a dejarle nomás balanceado y agua para que aguante hasta que alguien lo busque de aquella dirección. 

Policías de la Comisaría 1ª intervinieron porque recibieron una denuncia de que supuestos adictos le ataron al perro, pero el tema quedó ahí cuando se fue una persona que dijo ser el dueño y lo llevó, no se tomaron sus datos. 

El perro fue llevado al Centro Antirrábico Nacional, informaron desde el área de comunicación de la Dirección Nacional de Defensa Animal. 

Otro caso insólito 

Si hablamos de casos insólitas que involucran al “mejor amigo del hombre”, está el de un perro que en diciembre del año pasado fue denunciado por 17 familias del barrio Potrero de la ciudad de Carapeguá. 

La gente se fue a la Comisaría 5ª del departamento de Paraguarí porque el animal salía por las noches a cazar gallinas ajenas. 

Esa vez pidieron que intervenga la Fiscalía y que el dueño del “firuláis” les compre maíz y pollitos nuevos para reponer la pérdida. 

“Psicólogo” 

En Paraguay existen pocos etólogos, veterinarios expertos en comportamiento animal. Ellos ayudan a los perros que rompen cosas, que no pueden despegarse de sus dueños o que muerden gente.