Dulce recordó cuando iba en micro desde Cabañas hasta la facu de Filosofía UNA, donde conoció a su ahora esposo. Se comprometieron en 2020 en Río de Janeiro, antes de la pandemia.


Quisieron hacer algo original y fue un casorio de ensueño, dijeron los nuevos esposos.


Nunca antes José María Bazán esperó con tantas ansias a que llegue un colectivo. El antiguo pero coqueto Mercedes Benz con cartel de Arroyos y Esteros trasladaba a su futura esposa Dulce María Domínguez desde Atyrá hasta la parroquia de María Auxiliadora de Cabañas, Caacupé, en la tarde del sábado.


La pareja de comunicadores quería que en el día más importante de sus vidas la celebración fuera original y divertida, empezando por cómo iba a hacer la novia su aparición: nada de camionetazas ni autos de último modelo.



“Yo quiero show, no quiero que sea ese famoso casamiento en que todas tienen que estar como muñequitas de barbie, todas sentadas, sin poder moverse, con sus tacos altos, yo quiero que la gente se divierta y que esté cómoda”, había dicho Dulce a una amiga cuando empezaban a organizar todo.


Tampoco quería llegar sola, así que unas diez personas la acompañaron en el micro alquilado, empezando por su mamá, quien cebaba el tereré al chofer. En los pasillos, las damas de honor y el mejor amigo cantaban y bailaban en el camino.



Cuando entraron al barrio, el conductor empezó a bocinar y el rollo salía a mirar y saludaba.


En la iglesia, José María vio llegar el colectivo pero decidió no mirar hasta que su amada estuviera en el umbral, para que la sorpresa sea más impactante.


“Vinieron muchos momentos, las etapas que hemos pasado con Dulce, el proceso que compartimos juntos para llegar a ese día y una vez que entramos fue un cúmulo de sentimientos, fue mágico”, expresó el novio.



Al terminar la ceremonia pasaron a saludar a la abuela de Dulce, doña Cristina López (93), quien ya no puede moverse de su casa. Ella les esperaba con músicos para darles su bendición. Luego los recién casados farrearon con sus allegados en Atyrá.


Lo importante es hacer lo que vaya con la personalidad de cada uno y que a los dos en la pareja les guste; con eso basta, dijo Dulce María.



Se casaron exactamente un año después de la fecha que tenían en mente al principio.