Las empleadas, contratadas a través de la empresa tercerizada Potî, aseguran que la firma mantiene una deuda salarial que se acerca a los dos meses sin pago, afectando directamente a sus familias y su estabilidad económica.

Las trabajadoras relatan que, además del atraso en el cobro, la empresa presenta una serie de irregularidades que viene generando malestar desde hace tiempo. 

Entre las principales preocupaciones mencionan la falta de insumos básicos para cumplir adecuadamente con las tareas de limpieza en un centro asistencial de alta demanda, lo que no solo perjudica su trabajo diario, sino que también compromete las condiciones sanitarias del hospital.

A esto se suma un episodio que generó aún mayor indignación: varias empleadas habrían sido desvinculadas por la encargada tras presentar sus reclamos, una situación que ellas consideran un acto de represalia totalmente injustificado.

Las trabajadoras piden mayor seriedad y responsabilidad por parte de la empresa Potî, recordando que la limpieza hospitalaria es un servicio esencial que requiere condiciones laborales dignas, cumplimiento contractual y suministros adecuados para garantizar la higiene y seguridad de pacientes, funcionarios y visitantes.

Mientras esperan una respuesta oficial de la empresa y de las autoridades competentes, las limpiadoras recalcan que seguirán insistiendo en sus derechos hasta obtener una solución concreta y definitiva.