Mientras los cartistas felicitaban esta acción y expresaban su deseo de que el fiscal general del Estado tome en serio la denuncia y ordene la investigación de los hechos, los abdistas, aunque con mucho menos fervor, intentaron negar las acusaciones afirmando que en el gobierno de Abdo Benítez siempre se tuvieron las puertas abiertas para todos.

El cartista Walter Harms habló de “una persecución inmisericorde de organismos del Estado y un sector de la prensa absolutamente vendida al anticartismo. Todavía recuerdo el circo montado por el hoy ligado al narcotráfico Arnaldo Giuzzio, que montó un power point trazando una supuesta ruta de hechos criminales tratando de ligarle a Horacio Cartes”.

“Días después conocíamos su foto abrazado con el mayor narcotraficante brasileño buscado por la Interpol en toda la región. Encima, ese mismo ministro no sabía cómo explicar que se fue de vacaciones con un vehículo cedido por los capos del narcotráfico”, añadió.

Según Harms, “para ponerle la frutillita a la torta, este capo narco licitaba con el Ministerio del Interior, convirtiéndose en proveedor del Estado. A nadie escapa que ninguno podía tomar acciones contra Horacio Cartes si no era por indicaciones o autorización del presidente de la República. Aparecían los René Fernández, los Arregui, los Fuster llenándose la boca en contra de Cartes.

Fuente: ADN