El semanario Siglo 21 revela que, en Bogotá, el presidente Luis Arce le recordó al presidente argentino Alberto Fernández que las facturas el gas natural boliviano están sin pago desde hace varios meses.


Argentina ofreció hace tres meses pagar 20 dólares por millón de BTU por el gas boliviano, tres veces más que el precio que pagaba hasta ese momento. Esto provocó que Bolivia decidiera reducir el volumen de gas que envía a Brasil en un tercio, de 20 millones m3/d a 14 millones, para destinar la diferencia hacia Argentina.

Y Brasil protestó anunciando un juicio y multas por esta falta de seriedad que se daba justamente cuando comenzaba el invierno. Las multas están previstas en los convenios de compra-venta, con ambos países.

Ahora, el presidente de la empresa estatal del petróleo YPFB, Armin Dorgathen asegura que ha firmado un acuerdo con Brasil para elevar el precio del gas con la condición de que se mantenga el volumen acordado, de 20 millones m3/d.

Pero Dorgathen no quiso informar sobre el nuevo precio, aunque aseguró que los ingresos de YPFB por la exportación de gas natural aumentarán hasta llegar a 3.000 millones de dólares.

La gestión que, según Siglo 21, habría hecho Arce ante Fernández viene a responder a la angustia del gobierno boliviano por el descenso de las reservas internacionales del Banco Central, que en este momento sólo servirían para cubrir importaciones por tres meses.

Además, Bolivia debe importar gasolina y diésel para el consumo interno, pero YPFB ha hecho saber que ya no tiene los dólares suficientes para cubrir esas compras y menos para mantener los precios subsidiados.

La gasolina que importa Bolivia cuesta alrededor de 8 pesos bolivianos, pero la empresa estatal debe venderla en solamente 3,75. Y lo mismo ocurre con el diésel oil.

No se conoce la respuesta del presidente argentino a su colega boliviano, pero el experto Álvaro Ríos teme lo peor: que Argentina no tenga dinero para pagar ninguna factura.

La venta de gas boliviano a Argentina comenzó en 1971 y fue aumentando en volumen, aunque siempre hubo problemas para los pagos.

En 1991, el presidente Jaime Paz Zamora y su colega argentino Carlos Menem firmaron lo que se llamó el acuerdo del “borrón y cuenta nueva”. Argentina le pagó a Bolivia con miles de “carritos Hanne”, una especie de carretillas que todavía están herrumbradas en almacenes de YPFB.

Ahora, Bolivia no puede cortar el suministro de gas a Argentina por razones políticas (las simpatías y coincidencias ideológicas de los dos gobiernos) y por razones pragmáticas. Pero se descarta que el gobierno boliviano acepte otro acuerdo de “borrón y cuenta nueva” con Argentina.

Ocurre que las reservas de gas se están agotando y es probable que se acaben en cinco años, sin remedio. No existen inversiones suficientes para descubrir nuevos reservorios de gas y Bolivia podría verse en la necesidad de importarlo

Ante esa posibilidad, autoridades bolivianas tienen la esperanza de que el gas natural de Vaca Muerta, en el sur argentino, con destino a Brasil pase por territorio boliviano usando los ductos que ahora sirven para exportar.

El gas argentino con destino a Brasil pasaría por Bolivia y sería cuestión de un arreglo rápido que ambos vecinos decidan dejar para los bolivianos 14 millones de m3/d para el consumo interno. Es todo lo que consume Bolivia, y es una décima parte del gas que consume Argentina.

Eso dependerá de que el proyecto argentino de enviar gas a Brasil utilice un gasoducto nuevo, por construir, lo que dejaría sin uso a los gasoductos bolivianos.

Como consuelo, el gobierno boliviano anuncia que está por concluir la conexión eléctrica para exportar hacia Argentina 120 megavatios de los excedentes.

Pero los dólares se están acabando, el déficit fiscal es de 8% del PIB, como en los últimos cinco años, la balanza comercial es deficitaria y se están acabando los recursos para importar combustibles y subvencionar sus precios para el mercado interno.


Fuente: IInfobae.